
Ahora
nos llega la película documental “La vida loca”, de Christian Poveda,
una de esas películas que, por el realismo que rezuma en cada fotograma,
te pone los pelos de punta.
A través de los diferentes puntos de
vista de las personas relacionadas con las Maras salvadoreñas, Poveda
nos permite hacernos una idea de cómo es la vida de los pandilleros. Y
su muerte. Porque lo verdaderamente terrible de “La vida loca” es la muerte, casi en directo,
de buena parte de sus protagonistas. Un fundido en negro, el sonido de
unos disparos y la persona que hasta hacía unos segundos hablaba, reía,
bebía, se drogaba, soñaba o desafiaba a la cámara, yace tumbada en el
suelo, en un gran charco de sangre.
Sus hermanos velan su cadáver y le tributan una ritual despedida, llena de lágrimas y declaraciones de orgullo marero.
Luego
están esas asociaciones que quieran alejar a los jóvenes de las
pandillas. O los curas. Y los jueces. Y las madres. Todos ellos aparecen
bien representados en la película.
Ver Documental.